Héctor Luis Pacheco Urzúa (1960). Trabaja en su Taller de Vulcanización, en pleno centro del radio urbano brindándole servicios a los residentes y turistas, junto a sus colaboradores.
Héctor Luis, desde pequeño estuvo entre neumáticos, cámaras y fierros, pues su padre se dedicaba al oficio de Vulcanizador (*).
Hace unos años -cuando supimos del “amor por la pintura y el arte”- y ante una pregunta, señaló: “Desde muy niño tuve fascinación por la naturaleza y, en especial, por las aves”, para enseguida recordar que -a los 14 años- ocurrió lo que podría decirse fue “un antes y un después”. Así nos lo explicó: “Mi profesora Katia Lillo me pidió que dibujara un sueño y, de ahí, surgió un cuadro abstracto y lleno de colorido que le encantó, y me motivó a seguir pintando y sacarle partido a la sensibilidad artística y talento -que ella, según me dijo- vio en mí”.
“De ahí seguí pintando en forma autodidacta y, paralelamente, decidí seguir el oficio de mi padre. Y en eso, descubrí que “en los clavos que sacaba de cada neumático, había toda una historia y decidí utilizarlos haciendo o creando -a mi modo de entender- arte que se han materializado en cuadros -aparte de pintura- hechos con clavos que han provocado pinchazos, molestias, garabatos; pero yo les doy un sentido más agradable a la vista”.
En efecto, el duro oficio de vulcanizador no le ha restado en nada su veta creadora y, al contrario, sus obras y pinturas han llamado la atención de quienes conocen de su trabajo. Ha expuesto en Matucana 100 (M100), el 2014; en el Centro Cultural Ross. Felicitado, destacado, lo que ha servido para que siga creando …..
(*): Su padre -Sergio Pacheco Arzola- fue uno de los primeros pichileminos que se dedicaron al oficio de vulcanizador y, paralelamente, con servicio de Taxi.

Héctor Luis Pacheco Urzúa, pintor autodidacta
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