Fuente: www.pichilemunews.cl – 26.06.2024
- En los años 50, la fecha conocida hoy como el “Dia de los Enamorados” donde cada 14 de febrero se celebra a San Valentín, ese día tenía solo connotación para quienes llevaban el nombre Valentín y su entorno familiar.
- Hoy, para al menos dos familias ese día no resulta para nada agradable, ni de enamorados, ni romántico, pues producto de un accidente aéreo que tuvo lugar en el mar, al caer a metros de la costa el avión que había despegado minutos antes desde el aeródromo de Pichilemu con destino a Santiago, sus vidas quedaron tronchadas, rotas, con esa tragedia.
- El año 2016, increíblemente, apareció un testigo de ese accidente: Hernán Araneda Cañas, quien nos proporcionó inéditos detalles de esa tragedia.
Eran las 17.55 horas del sábado 14 de febrero de 1959 en el Aeródromo local, cuando tras el chequeo de rigor de la aeronave, el piloto -Víctor Furnaro- y el pasajero – Italo Magnolfi Vignolini- despegaron con rumbo hacia Santiago, donde ambos esperaban llegar en aproximadamente en una hora y minutos de vuelo.
El avión era un Piper, matrícula CC-SKG perteneciente al Club Aéreo de Santiago, CAS, con asiento en el Aeródromo de Tobalaba.
Sin embargo, un vuelo rutinario que no consideraba ninguna complicación -por las condiciones de tiempo reinantes- tuvo un final abrupto a los pocos minutos de despegar desde la pista pichilemina.
Para los pocos residentes y veraneantes del sector Infiernillo -donde está emplazado el aeródromo local, desde los años 30- el ruido que imprimió el motor, al ser acelerado para llegar a las revoluciones para emprender carrera y despegar fueron las que establecía el manual del fabricante. Sin embargo, ya en vuelo ocurrió algo inesperado y por decisión del piloto se fue a pocos metros de la superficie del mar y a unos cien metros paralelo a la costa.
Ese es el relato que hizo años después, quien en esos minutos se encontraba pescando en los roquerios, quien recordó: “Yo estaba pescando cuando sentí que por el sur se aproximaba un avión y a poca altura, cuando de pronto se precipitó al mar, a metros de los roqueríos que se encuentran más afuera (las denominadas Piedra del Lalo, años después)”.
¿Y ante ese accidente qué hizo usted?
“Yo miré para todos lados y no vi a nadie visible, así que lo único que atiné fue tomar mis cosas y correr hacia la Tenencia de Carabineros para avisar y ver qué se podía hacer ...”, nos señaló Hernán Araneda Cañas, cuando llegó al aeródromo en el verano de 2016, para identificarse como testigo del accidente ocurrido en 1959.
A la sazón dirigente del Club Aéreo y en plena actividad de Vuelos Populares, hicimos un breve alto para que nos contara más detalles del accidente, al tiempo que encontrábamos increíble -después de estar escribiendo y recordando sobre ese accidente al menos del año 1986- sin saber de la existencia del importante testimonio.
¿Y cuál fue la reacción del personal de Carabineros cuando usted llegó a dar aviso sobre el accidente?
“Como usted comprenderá, tras correr varias cuadras -no menos de 20- llegué cansado y agitado. Como pude le expliqué al carabinero de guardia lo que había presenciado, pero no me creyó. Incluso me dijo si había bebido o algo por el estilo. Y cómo vi que no hubo una reacción de comunicar siquiera a un superior ni menos intento de hacer algo efectivo, me dirigí a la Estación de Ferrocarriles ...”.
¿Y por qué razón allá?
“Como estimaba que había que hacer algo de inmediato, aunque era difícil pensar que estuvieran vivos los ocupantes del avión, pensé en ir a hablar con el jefe de Estación. Yo era conocido de él porque mi padre también era jefe de Estación. Entonces mi idea era que mi padre -que conocía a un superior de Carabineros de Santa Cruz- se enterara del suceso y, de alguna forma, se comunicara con sus subordinados de Pichilemu, para que se informaran otras autoridades de Pichilemu e hicieran una investigación al tiempo de averiguar quiénes iban en el avión y avisar a sus familiares”.
¿Y logró que se hiciera algo?
“Bueno, el jefe de Estación de Pichilemu, Héctor Verdugo Meza, me puso en contacto con mi padre, a través del Selector (equipo usado en Ferrocarriles para comunicaciones) y tras darle a conocer del accidente, efectivamente se comunicó con superiores de Carabineros y, éstos a su vez tomaron contacto con personal de la Tenencia de Pichilemu”.
Y prosigue: “Yo luego de conversar con mi padre y que se contactaría inmediatamente con Carabineros me dejó tranquilo y con la satisfacción de haber hecho todo los posible por colaborar ...”.
Rescate
Lo cierto es, que informadas las autoridades locales, como la Alcaldía de Mar, que desempeñaba ad honorem don Teobaldo Liberona Ramírez -a la sazón Jefe de la Oficina de la DOS- era que poco o nada se pudo hacer. Aunque se rastreó la costa para ver si los ocupantes hubieran reaccionado y lanzado al mar ante la inminente caída, pero sin resultados positivos.
Paralelamente, los familiares realizaron gestiones con una empresa pesquera y buzos profesionales, del Puerto de San Antonio, para que pudieran rastrear el fondo marino y proceder al rescate de las víctimas y del aparato.
Fue así, como el día 21 de febrero apareció el pesquero “Ocean Gift”, entre su tripulación con dos buzos profesionales con sus equipos, entre trajes, escafandra y mangueras para que se les proporcionara oxígeno.
Los pescadores y buzos pichileminos -estos últimos a resuello- quisieron colaborar, pero por seguridad, la autoridad marítima no los dejó, pero igual estuvieron dispuestos a informar a sus “colegas” que no conocían el lugar, a decirles cómo era el comportamiento del mar en el sector donde éste azota fuerte y para alguien que no conoce puede ser peligroso. Es por esta razón que, en documentos fotográficos -que tenemos- varios pichileminos aparecen sobre la cubierta del barco pesquero.
Es así, como junto al alcalde de Mar, Teobaldo Liberona, está -a su derecha- Rafael “Cachete” Carreño Vargas, José “Castañón” Flores (oriundo de Constitución, pero tras naufragar en Pichilemu, se quedó para siempre). A su izquierda, aparece -en traje de baño- el joven Mario “Guatón” Correa Arraño. Y el dueño de la embarcación, de lentes y corbata. Atrás, aparece el buzo Raúl Villagrán y el pichilemino Luis “Lucho Pato” Muñoz.
Encuentran piloto
La búsqueda dio resultados, pero no los esperados. El buzo Villagrán tras varias inmersiones encontró el cuerpo del piloto con su cinturón de seguridad abrochado; en tanto el asiento donde estaba el pasajero, aparecía vacío y el cinturón de seguridad abierto.
El motor de la aeronave se encontraba distante del fuselaje a unos 30 metros de profundidad. Tanto el cuerpo del piloto como los restos del avión fueron izados al barco pesquero.
Todos estos antecedentes fueron recabados desde la Bitácora de la Alcaldía de Mar, en los años '80 y facilitados por el alcalde de Mar de entonces, Alejandro Mella Galaz; todo lo cual publicamos en un extenso reportaje que publicamos en las páginas del Periódico “Pichilemu”, con motivo de su reedición en Enero de 1986.
En atención a que, respecto del pasajero la mencionada bitácora solo consignaba que el cuerpo del otro tripulante fue rastreado por varios días sin éxito; en un intento de dilucidar este misterio, quisimos conocer qué resultados arrojó la investigación del Fiscal de Aviación designado para investigar las causas del accidente.
Por diversos medios intentamos indagar, tanto en la D.G.A.C., a través del Museo de Aeronáutica y Espacio, entidad que lleva el registro de los accidentes y carpetas con los antecedentes de la investigación del accidente; pero no logramos que se nos diera una respuesta satisfactoria de la instancia correspondiente.
El último intento fue hace menos de dos años, al tomar contacto con un investigador de temas aéreos quien, tras su gestión, nos señaló que la respuesta que obtuvo fue que la carpeta de ese accidente estaba inubicable.
Quedamos con la sensación de que, en torno a este caso, como de otros ocurridos, los rodea un halo de misterio, que lleva a muchas preguntas y especulaciones.
Fotografías: Archivos "pichilemunews"/WSG
Nota de la Redacción: Este artículo es un nuevo avance en el proyecto Historia Virtual de Pichilemu a través de www.museopichilemuenlinea.cl y quedará en categoría Desastres, siendo parte de los centenares de temas que serán incorporados, paulatinamente a las 20 categorías del website.