Balsero es una actividad que -poco a poco- va quedando en retirada en el país. En nuestra comuna se realizó desde los años ’70 hasta los ‘2000, aproximadamente, años en que estuvo en servicio la balsa, en Cáhuil.
Acá en la comuna de Pichilemu, tal actividad la realizó -en la laguna de Cáhuil- don Alberto Guajardo Leyton por casi 30 años, desde los primeros años de los ’70, “a puro ñeque” cuando Vialidad puso en servicio una Balsa para trasladar personas, vehículos, desde una ribera a otra.
Una actividad no remunerada, sino a la propina y voluntad de los usuarios. Y, generalmente, se limitaba a “un muchas gracias”. No obstante, a que era una balsa a propulsión humana, donde para “moverla” se necesitaba el esfuerzo del encargado y ayuda voluntaria de los propios usuarios cuando el viento o el peso de la carga hacía más difícil su marcha, tirando el cable de acero que la mantenía asida a topes y/o machones de madera.
Con el tiempo y necesidad de darle mayor capacidad, como de dotarla de modernidad, se le agregó un motor a petróleo y sistema de poleas que permitía -sin ayuda humana- darle movimiento a ese medio para cruzar en uno y otro sentido del camino que comunicaba a las comunas de Pichilemu y Paredones; dejándose de usar cuando a principios de los años 2000 se inauguró un Puente a orillas del borde costero, en la misma laguna.
“pichilemunews” a través de esta instancia reconoce y valora póstumamente el valioso trabajo que realizó don Alberto en beneficio de los usuarios, a los que no dejaba “botado”, no obstante, terminado el horario establecido, arribaban “después de la hora” para continuar a Paredones o regresar a Pichilemu. Siempre dispuesto con su humildad, voluntad y enorme corazón.
Balsero, en la Laguna de Cáhuil
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