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En los albores de la comuna y, antes con mayor razón, en gran medida las personas se movilizaban a pie. Y en menor porcentaje en mulares y caballares. Solo la gente más pudiente tenía carruajes como carretas -tiradas por bueyes- carretones (de menor capacidad de carga y tirados por un caballar- y coches o calesas más livianos para 3 o 4 personas tiradas por un caballar.

Es a principios de 1900 y a medida que el ferrocarril avanzaba hacia la costa pichilemina, personas de otras ciudades establecen servicio de coches de posta (parecidos a las diligencias), que acercaban o llevaban a pasajeros desde y hacia la Estación “punta de rieles”.

Los primeros “cocheros” registrados con servicio de coches, son: Santos Manríquez, Antonio González, Gregorio Cerón, Ajenor González, Gerónimo Urzúa, Florindo Martínez, entre otros, que se van incorporando a esta floreciente y atractiva actividad, sobre todo de los jóvenes que tienen la posibilidad de conocer gentes de otros lugares e interactuar, adquiriendo conocimientos y “más mundo” que cualquiera de sus iguales.

Es así que, generación tras generación, son muchos los pichileminos que crecen con este servicio, y tras formar familia, sus hijos ya -de unos 15 años- se van incorporando y/o relevando a su padre, quien se dedica a otras actividades, como maestros en la construcción, entre otras.

Cabe señalar que, a través del tiempo los coches más sofisticados en comodidad -como las Victorias, tiradas generalmente por dos caballares- éstas se van retirando y crecen los coches de dos ruedas, llamados popularmente las “cabritas” tiradas por un caballar.

El auge de estos coches -de dos y cuatro ruedas- es entre los años ’60 y ’80, donde llegan fácilmente a más de 100 coches, en su mayoría cabritas. Sin embargo, a la fecha debe ser medio centenar, acaso, los coches existentes, en tanto los servicios de Taxi y Taxis Colectivos han experimentado un aumento significativo a partir de los años ’90; donde muchos cocheros se transformaron en “taxistas”.

Como un homenaje a este servicio -que durante los años ’70 y ’80 usamos muy asiduamente para reportear los fines de semana- recordamos a algunos Carretoneros que hacían servicio de transporte de carga, como a Juan Dionisio Rodríguez Arias, Juan González, Hermógenes Vargas Vargas, Alamiro Rojas, los hermanos Oscar y Adán Cornejo González, Luis Morales (padre), Guillermo Pérez (padre), Luis Andrés Lizana Lizana, Humberto Polanco Ortíz, Juan González Rojas, Luis Lizana Vargas, los hermanos Andrés Alejandro y Ángelo Bozo González, Oscar Rojas Vargas, Filomeno Morales y su hijo Eduardo.

Señalar también, que algunos carretoneros derivaron a cocheros, como Alamiro Rojas, Guillermo Pérez, Oscar Rojas Vargas, entre otros.

Igualmente, hay que mencionar que los más antiguos con servicio de coches -aparte de los primeros registrados- está el servicio de la familia Pacheco Arzola, donde trabajaron al menos dos de los hermanos: Manuel y Carlos. Asimismo, nos recordamos de don Florindo Vargas, Ramón Gálvez, Eduardo Cabrera Zúñiga, José Cabrera, Alamiro Vargas Vargas, Desiderio Pavez, Humberto Vargas Cabrera, Antonio Álvarez, Gerardo Villar Martínez, Carlos Bustamante Ormazabal, Gerardo Caroca Tobar, Ramón Cáceres Jorquera, Segundo González, Antonio González, Juan Becerra, Carlos Catalán, Héctor Morales Moraga, Francisco Lizana Abarca, Hernán Muñoz Jorquera, Juan Lizana Galarce, Leoncio Alfredo "Nancho" Bozo Becerra, Yolo González, Luis Alfonso Carreño Lizana, Luis Vargas Ortíz, Manuel Benito Vargas Pérez, Manuel y Alfonso Cortez Cabrera, José Ignacio Cabrera Lizana.

Y por cierto, centenares de otros nombres, todos los cuales fueron parte de una tradición de servicios a la comunidad residente y visitante, actividad que aún persiste pese a la modernidad en el transporte público.