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El “Pedro Urdemales” costino con historias “aquí y en la quebrada del ají” fue el nombre del artículo que publicamos para recordar a un antiguo pichilemino, ya desaparecido, conocido y querido personaje de nuestra comuna.

En efecto, con más historias y cuentos que el mítico personaje de la literatura chilena, contamos sobre su vida de un personaje local, cuyo recuerdo está presente en gran parte de la comunidad pichilemina. Claro, si lo nombramos por su apelativo: Don “Juan Pitío”.

Para conocer de su historia, conversamos con su hijo Carlos, quien nos señaló lo siguiente: Juan Bautista González Rojas nació el 14 de noviembre de 1914 en el sector de Playa Hermosa. Hijo de don David González Tobar y doña Redijunda Rojas, quienes eran de El Copao y Playa Hermosa, respectivamente.

“Mi abuelo era campesino, pero también había aprendido el oficio de albañil. Y también, por mucho tiempo fue arriero, como muchos hombres de ese tiempo. Trabajó en la construcción del Túnel “El Árbol” y, después, fue uno de los obreros que trabajó en la construcción del techo del edificio del hoy ex casino de Pichilemu”.

¿Cuántos hijos tuvo don David?: “Tuvo siete hijos. Cinco mujeres y dos hombres, uno de ellos, mi padre”.

Y ¿de tu abuelo materno que supiste? “Él era Pedro Vargas Martínez, casado con Rosa González y tuvo tres hijos, siendo mi mamá -Eustaquia Vargas González- la menor”.

“Mi madre nos contó que el abuelo Pedro por varios años trabajó en los Baños Tibios de Agustín Ross. Y ya más mayor, fue el encargado del Parque de Palmeras, sus jardines (conocido como el Parque Municipal). Él fue el jardinero oficial por muchos años, hasta el día de muerte”.

Cuéntame de vuestro padre, don Juan: “Mi padre estudió la primaria hasta los diez años. Y de esa edad partió en su vida laboral cuidando animales mientras pastoreaban.
Más tarde, consiguió trabajo en el Hotel Empresa Pichilemu (a partir de su venta en los ‘30, pasó a llamarse Gran Hotel “Ross”). Uno de sus trabajos fue llevar las ropas de cama del Hotel a la lavandería, instalaciones anexas a unas dos cuadras del hotel y cerca del bosque.

Después de un tiempo se independizó y se hizo comerciante. Traía géneros, botones, agujas y todo tipo de encargos para la gente del campo. Salía a caballo con dos canastos con mercaderías a todos lados. También tuvo un boliche en el pueblo donde se vendían licores y otras cosas.

Fue por ahí donde conoció a mi mamá y, después de muchas peripecias logró el permiso para casarse, lo que ocurrió el año 1946”.
¿Cuántos hijos tuvieron?: “De ahí nacieron 9 hijos: Juan Eugenio, María Antonieta, Carlos Ramiro, Vicente Hernán, Luis Ernesto, Dagoberto Andrés, Juan Manuel, María Isabel y David Eduardo (Catunga)”.

¿Siguió con sus actividades de comerciante ambulante?: “No, se dedicó al mar, al campo en la crianza de ovejas en tierras de mis abuelos. Y a arriar con mulas para llevar diversos productos por los fundos de la provincia”.

¿Qué productos se dedicaba a comercializar? “Compraba sal de Cáhuil, cochayuyo, luche y otros productos del mar a los mareros, recolectores de algas.
Y en esos viajes o arreos ¿los hacía solo o acompañado?: “Para esos viajes siempre iba con el abuelo y otros amigos arrieros, como don Tucapel Cabrera (El Tuco), don Alamiro Vargas, don Martiniano Cabrera ... siempre en grupo por los bandidos que también los había por eso lados”.

¿Yo lo conocí haciendo fletes en carretón?: “Sí, pero después se compró una “Cabrita” y trabajó movilizando visitantes y turistas en su coche. O llevando a gente del pueblo que viajaban en el tren. Eso fue durante un tiempo, porque después lo cambió por un Carretón para hacer fletes”.

Me imagino la cantidad de anécdotas en la “Cabrita” o en el Carretón, acotamos. “Muchas muy sabrosas y divertidas ..; se las contaré más tarde si quieres conocerlas …”.

Nota: Para conocer la historia completa, ver artículo en Google, con el nombre: Pichilemu: El “Pedro Urdemales” costino con historias “aquí y en la quebrada del ají”, publicada el 5 de noviembre de 2023.