Adolfo Moraga Rodríguez fue un zapatero remendón y un destacado talabartero que -en su apogeo- contaba con empingorotados clientes no solo de la comuna, sino de la región por su fino trabajo en montura chilena, donde el trabajo en cuero con la prolijidad de las costuras aseguraba un trabajo de calidad y durabilidad, altamente apreciado por sus clientes.
Junto a sus hijos -que le ayudaban principalmente en la reparación de calzado- en su juventud, por mucho tiempo mantuvo a su taller con una amplísima preferencia, donde la calidad de los trabajos y puntualidad era la marca; la que heredó su hijo Mario y cuyo oficio ejerce hasta hoy.
En el recuerdo, con no menos mérito, están otros zapateros remendones, como Nicanor Cáceres, Remigio Catalán, Gustavo Díaz, Alfredo Poblete, Carlos Fuentes Meneses, Viterbo Osorio, Mario Moraga Cáceres, Rosamel Osorio y esposa Magdalena León, estando estos tres últimos plenamente vigentes.
Herramientas: No obstante, a que este antiguo oficio se mantiene vigente -como las herramientas- casi todas siguen siendo de uso diario: agujas, leznas, martillo zapatero, pata (fierro fundido con 3 puntas, en cada una de ellas una plancha con la forma de un zapato de hombre y otra de zapato de mujer, taco), escofinas. Y otros insumos, clavos, tachuelas, puntas, lijas (para afilar cuchillos), anilinas, tintas, pastas o betunes, hormas, etcétera.
Adolfo Moraga Rodríguez
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