Las comidas que se recuerdan de épocas pasadas –que eran parte del Menú diario- en Hoteles, residenciales, pensiones, están relacionadas con las costumbres, con lo que se estilaba en esos tiempos. Hoy es impensable, inimaginable que ese tipo de costumbre pudieran volver a ser parte de la dieta diaria en cualquier establecimiento del ramo, en especial para las mujeres -independiente de su edad- que buscan lucir sus trajes de baño, y sus bien cuidadas figuras.
Hoy es imposible imaginarse un menú diario, según el testimonio del administrador del Hotel “Ross” -Jaime Parra Gajardo (83), fallecido el 2 de mayo de 2016- que nos dio 8 años antes para un proyecto cultural:
“De partida hay que señalar que eran 4 comidas diarias: El Desayuno que se servía entre 7 y 8 horas, almuerzo entre 12 a 13 horas, once entre 16 y 17 horas y cena entre 20 y 21 horas.
Consistía en té o café con leche, pan –amasado o de Panadería- con mantequilla, mermeladas, queso, cecinas. Uno o dos huevos, generalmente a la Copa, o a la Paila según el gusto del cliente.
El almuerzo incluía cuatro platos: Entrada (Palta Reina, Pajaritos escabechados, lengua con agregados, fondos de alcachofa y agregados, cecinas y agregados, etcétera), Cazuela (de vacuno, cordero, ave), Plato de Fondo: Carne (Bistec, Chuletas, Presas de Pollo. Pescado) (*) con agregados (Arroz, fideos, puré, papas (doradas, cocidas, soufflé) y/o ensaladas (a la chilena, porotos verdes, tomate, apio, lechugas). Tras ello, venía el Postre, generalmente frutas de la estación (sandía, melón, duraznos, uva). Enseguida, venía un Té, Café, o “agüitas” de hierbas diversas, o simplemente “agua perra”.
Cabe precisar que los bebestibles: Aperitivos eran servidos –por quienes tenían la costumbre de tomarlos- junto al Bar del establecimiento. Los vinos (se pedían por botella) y permanecían en cada mesa, hasta que se agotara. Obviamente, eran cobrados aparte del menú. Monto que era parte del valor diario por persona.
Los bajativos se servían a la mesa
La Cena consideraba solo dos platos: Una Sopa o crema (de ave, mariscos) y un Plato de fondo: pescado (a la plancha, al horno, al jugo), carne de vacuno o ave (asada, a la cacerola, al horno) con agregados: arroz, puré, fideos, etcétera). Postre: frutas en conserva, leche (nevada, asada), mousse de chocolate, arroz con leche, sémola (con salsas de vino, arropes, miel, etcétera). Y finalmente, un té, café o agüita”.
Otro aspecto que nos contó don Jaime Parra, es esta particularidad: “Algo importante -nos agrega para finalizar- es que, aparte de carteles que daban cuenta de los Horarios en los Comedores, algunos Hoteles tenían Campanas con las cuales se anunciaba el inicio del servicio. Y cuando los Hoteles y Residenciales eran muy grandes en superficie, una persona –que podía ser una Camarera o Mozo- pasaban con Campanillas de mano recorriendo los pasillos y galerías anunciando la hora de cada servicio”.
Gastronomía de antaño en establecimientos de hospedaje
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