El “Pichilemu” y el Suplemento “El Promaucae”
- Medios escritos que -como otros: El Marino (1908), El Puerto (1917)- cuenta la historia de hechos relevantes en variados ámbitos del quehacer comunal.
- “El Promaucae” quedó -para muchos lectores- como un periódico pichilemino; pero no, solo fue el Suplemento del periódico “Pichilemu” que se volvió a reeditar después de casi 4 décadas de sueño invernal. ¿Por que esa creencia errónea? Acá le explicamos parte de la historia ...
Durante los años del régimen militar existía un organismo -DINACOS- que regulaba la existencia de medios de comunicación.
En consecuencia, para cumplir con las disposiciones vigentes enviamos la solicitud para fundar un periódico en Pichilemu, pero nunca respondieron.
Periodistas amigos del diario La Tercera, medio del cual era su Corresponsal para Pichilemu y la nueva provincia de Cardenal Caro, me orientaron ante el impedimento y tramitación: “Haz lo que hicieron con el Fortín Mapocho, era un medio creado legalmente, que estaba “durmiendo” y ellos lo reeditaron. ¡Así de simple! Y, agregaron: “Averigua si hubo alguna vez un periódico en tu comuna y si es así, consigue los derechos y lo sigues editando tú ...”.
Claro, sabíamos de la existencia de periódicos que habían salido en el pasado; pero no nos habíamos puesto en ese escenario. Averiguamos la dirección de residencia del fundador de uno de ellos, del periódico “Pichilemu” y fuimos a conversar con él -don Carlos Rojas Pavez- al que conocíamos; pero nunca hablamos de ese tema.
Lo contactamos por teléfono para decirle que tenía interés de conversar y si podía recibirme, su alegría de conversar con un coterráneo propuso hora y día. Llegamos a la comuna de La Reina donde residía y tras explicar mi interés y propósito -única manera para soslayar “el permiso de Dinacos” era recurrir a una publicación ya autorizada legalmente en su momento, al margen de estar circulando o no- de inmediato respondió: “Lo felicito por sus intenciones de editar el periódico”, pero advirtió: “No es fácil mantener una publicación y menos es un negocio si lo mira como tal. Al contrario, pese a su entusiasmo es posible que llegue el momento de dejar de editarlo; pero si tiene esa convicción, adelante. Lo autorizo a que lo edite nuevamente a la luz pública ...”, dio como respuesta.
“Junto con agradecer su disposición, le pregunté: ¿Cuánto significa esa autorización ...? Don Carlos Rojas dijo: “Qué le voy a cobrar. Se está echando encima un saco de problemas. Yo feliz de recibir cada edición. ¡Con eso me basta ...!!”, sentenció el ex servidor público, quien había sido secretario municipal por varias décadas y que tras jubilar como tal, fue alcalde entre 1967 y 1971.
“…., me comprometo a enviarle cada edición y -como corresponde- mencionar su calidad de fundador del medio y fecha de ello ...”; indicándome que no era necesario.
Para los efectos legales debía presentar un documento notarial que respaldaba los términos de propiedad del medio ante la Biblioteca Nacional y la respectiva Gobernación Provincial; documento que se firmó al día siguiente en una Notaría en donde él era cliente. Corría el último trimestre de 1985.
Con el diseñador gráfico Julio César Rodríguez -que trabajaba en La Tercera- planificamos la salida del número 10, la continuación de los nueve números que entre 1944 (8) y 1949 (1) logró editar su fundador junto a los colaboradores: don Miguel Larravide Blanco y don José Arraño Acevedo.
Considerando que la primera edición había circulado el 31 de enero de 1944, nos propusimos salir con el N° 10 en su fecha aniversario.
Sin embargo, el Primer Campeonato Nacional Abierto de Surf que estaba organizando el surfista Álvaro Abarca para el mes de Enero próximo, nos hizo anticipar la “salida” de un Suplemento que estaba planificado para ocasiones especiales.
El Promaucae
Fue así, como sacamos el 15 de enero de 1986 El Promaucae; adoptando el nombre de una publicación fotocopiada que -por iniciativa propia- habíamos ideado para destacar las actividades del Centro Hijos y Amigos de Pichilemu, institución de la cual habíamos formado parte.
Esta publicación la editamos esporádicamente como Suplemento del periódico “Pichilemu” cuando se nos acumulaba material entre número y número. Y cuando había un apoyo mayor en avisaje que permitiera su financiamiento. Y, obvio, para dar cobertura especial a hechos que estimábamos de importancia.
Tanto el nombre “Pichilemu” como el “El Promaucae” lo inscribimos en el Registro de Marcas del Ministerio de Economía, para proteger el uso exclusivo del nombre, en la clase correspondiente.
En el caso de “El Promaucae”, el mismo nombre lo usamos en la Editora e Impresora “El Promaucae” que creamos paralelamente -con el giro comercial formalizado- para echar a andar una pequeña imprenta que permitió dar servicio de impresión de Boletas, Guías, Facturas, formularios de diversos ámbitos, artículos publicitarios, tarjetas de visita, etcétera, etcétera.
Asimismo, durante varios años editamos calendarios con motivos de Pichilemu, postales a color, en blanco y negro, sepia, afiches, guías turísticas a todo color. Y media docena de libros, al menos, aparecieron bajo el sello de nuestra editora.
Entre ellos los que están más frescos sus nombres: “Pichilemu, mis fuentes de información”, “Galvita de Pichilemu”, “Los Jordan”, “Pichilemu y sus lugares turísticos”, entre otros (ver próxima nota sobre los libros de autores locales).
Fotografías: WSG/Archivos “Pichilemunews”.
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